Cada vez que limpio la mini cocina me acuerdo de ti. Cada vez. Y son muchas más de las que calculaba, tirando por lo alto. Cada vez que friego los cacharros, bastantes más veces de lo que pensaba, también, me acuerdo de ti. Pienso en ti. En ti y tus palabras. Los cien puntos que se van descontando.
Ni una mosca, si ven una mosca te quitan puntos. Ah... Noventa y siente, noventa y seis. Hablabas y yo intentaba imaginar todo lo que hay para limpiar en la mega cocina de un mega barco si en mi mini cocina acabo hasta cincuenta y nueve moscas de pasar el paño. O así.
Todo ha de quedar muy limpio, limpísimo, me digo, como en el barco. Cristalino, que respondería el de tu camiseta veraniega al que voló sobre el nido del cuco. Cristalino el barco. Cristalina la cocina.
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